La enseñanza ética de la meditación: Cómo la relación alumno-profesor sana da contexto, seguridad y resonancia

Julio de 2022

La meditación puede parecer a veces el ingrediente que falta en la vida o la respuesta a todos los problemas. Hoy en día, el estímulo para meditar a diario viene de muchas direcciones. Su médico puede incluso recomendárselo al tiempo que le sugiere que haga más ejercicio y coma más verduras. Este artículo explora cómo los profesores de yoga de todo el mundo pueden beneficiarse de la comprensión de las formas en que la enseñanza de la meditación tiene una ubicación ética especial propia. El contexto único de una relación sana entre alumno y profesor y la forma en que se enseñan las meditaciones proporciona un lugar claro para la transformación y el crecimiento. El papel del “maestro” dentro del corazón y la mente del estudiante añade valores fundacionales al practicante de meditación.

Este artículo explora cómo, al enseñar la meditación, la mera naturaleza de este acto toca al estudiante justo entre la respuesta de su sistema nervioso parasimpático y simpático. La naturaleza íntima de la meditación requiere una entrega ingeniosa y ética. ¿Cómo podemos, como profesores de yoga, proceder con la precaución necesaria, reconociendo que el impacto potencial es tan poderoso? ¿Cómo se hace esto en el marco de una relación sana entre alumnos y profesores? El pulso de los latidos del corazón, la profundidad de la respiración y el funcionamiento del nervio vago están profundamente entrelazados en el arte de la enseñanza de la meditación y conectados con la respuesta de apego humana¹. Funciona cuando los profesores comprenden la profundidad del impacto de su posición y las oportunidades de crecimiento… y cuando los profesores enseñan desde un lugar de altruismo y apoyo al estudiante y no por beneficio personal.


¹Larespuesta de apegopuede definirse como un vínculo emocional profundo y duradero entre dos personas en el que cada una busca la cercanía y se siente más segura cuando está en presencia de la figura de apego.

La relación alumno-profesor: Un ajuste perfecto para el aprendizaje de la meditación

¿Has pensado que la meditación parece la cosa más maravillosa del mundo? Muchos entusiastas del yoga sienten un gran celo por compartir lo que saben porque su experiencia y su creencia en los efectos positivos de la meditación son muy fuertes. Los profesores de yoga enseñan desde un lugar de inspiración personal; lo increíble que se puede sentir al hacer yoga/meditación, cuántos cambios positivos han ocurrido en sus vidas gracias a ello. El celo y la inspiración del profesor se entrelazan con el anhelo de aprender de los alumnos, que pueden estar buscando ayuda para mejorar su vida y encontrar su camino espiritualmente. Esto puede dar lugar a una “conexión” saludable o a una interrelación perjudicial; saludable cuando el profesor mantiene los límites éticos de su influencia o perjudicial si el profesor se enreda personalmente con el alumno.

Por eso, el viaje puede parecer un ajuste perfecto o incluso una sensación de “kismet”, en la que la mano encaja perfectamente en el guante. El alumno puede sentirse profundamente unido a “su” profesor. Por suerte, hay muchas maneras en que un profesor puede apoyar a un alumno, siempre que sea consciente de no explotar esta confianza. Los profesores pueden ser cautos a la hora de prometer en exceso los beneficios de una práctica o de aprovecharse de un alumno que pueda ser susceptible de ser influenciado. La presencia del profesor, las breves charlas de inspiración y el contexto que se añade a la experiencia, juegan un papel importante en el apoyo a la dirección del estudiante como practicante. Un profesor fundamenta la experiencia de meditación, proporcionando un marco de referencia, circunstancias y entorno que añaden valor a la vida del estudiante. El profesor revela un significado claro y ayuda al estudiante a aplicar la meditación a su vida.

Al mismo tiempo, los profesores caminan por una fina línea para evitar cruzar los límites y decir a los alumnos “cómo” deben vivir sus vidas o qué valor atribuir a esta práctica. Se trata de un acto de equilibrio que puede dar lugar a errores éticos, teniendo en cuenta que el ámbito de la práctica² de los profesores de yoga es principalmente la “instrucción de yoga/ejercicios”.³ Debido a las características únicas de la relación alumno-profesor, en la que la confianza del alumno en el profesor puede ser profunda, es mejor que los profesores de yoga permanezcan atentos para que no se produzcan violaciones de los límites o presiones indebidas sobre la confianza del alumno.


²KRIÁmbito de actuación

³Como profesor de yoga, ¿cuál es su ámbito de actuación? (yogainternational.com)

Formas en que puede salir bien o mal

Supongamos que un profesor de yoga, “Joe”, ofrece una clase y muchos alumnos se acercan después con preguntas. Joe felicita a una alumna, Jane, por lo bien que lo hizo con algunas posturas difíciles. En sí mismo, esto podría ser un apoyo y apropiado, pero volver a destacarla para que reciba un elogio especial (una especie de “bombardeo de amor”) puede ser una verdadera preocupación. Es habitual que los alumnos coloquen a un profesor de yoga en un “‘pedestal” virtual. Como Joe sabe que nunca puede estar seguro del grado de confianza o respeto de un alumno, puede “frenar” los cumplidos. No aprovecha la posibilidad de que Jane lo esté “idolatrando”. En cambio, puede incluso recordar directamente al alumno cuando sea apropiado “no pongas a ningún profesor de yoga en un pedestal, esta práctica es realmente sobre ti y tu crecimiento, no sobre ningún profesor en particular.”

El consentimiento y la relación alumno-docente

Si Joe no fuera tan consciente de los límites éticos, los continuos cumplidos y elogios podrían empezar a parecerle a Jane un coqueteo o una invitación a una relación íntima. Esto no significa que un profesor de yoga no deba nunca elogiar a un alumno, pero en este caso hay que tener precaución. Los límites se vuelven especialmente borrosos (o se cruzan) cuando la confianza y el apego de los estudiantes comienzan a evocar también los sentimientos de romance de Joe.

La realidad para un profesor de yoga es que, debido al desequilibrio de poder inherente en la relación con los alumnos, no existe el consentimiento de ningún alumno para una relación romántica o personal con el profesor. Se trata de una dinámica en la que una persona tiene al otro en un lugar de mayor confianza y estima, confiando en que el otro le proporcione algo que anhela profundamente (por ejemplo, orientación espiritual, un camino de “pertenencia”). El que se encuentra en la posición “dependiente” puede temer desagradar al profesor y también tener el deseo de complacerlo. Incluso si el estudiante “parece” estar de acuerdo con las propuestas románticas, no hay “consentimiento”. Los sentimientos y el deseo de agradar del alumno le hacen más vulnerable y dependiente, e inhiben cualquier capacidad de consentir libremente las relaciones sexuales o cualquier otro tipo de intimidad personal.

Una relación íntima sana se da entre dos socios iguales. Si un profesor y un alumno entablan una relación romántica, ésta es automáticamente desigual y trastorna el camino de aprendizaje del alumno. Es una violación de la confianza sagrada en la relación alumno-profesor. Los profesores de yoga deben atenerse a normas éticas más estrictas que las que se exigen normalmente, tanto social como legalmente, al igual que los médicos, profesores, ministros y terapeutas tienen normas más estrictas y se les prohíbe tener relaciones personales o íntimas con cualquier paciente, estudiante, miembro de la congregación o cliente. Una relación de este tipo puede suponer una profunda violación y dar lugar a muchos años de traumas y daños.

Influencia indebida 4

Un profesor puede cruzar los límites de muchas otras maneras. Por ejemplo, consideremos por un momento el final de una clase de yoga después de la meditación. Los estudiantes están en un estado muy sutil. Se sienten renovados, en un estado de unidad, y están abiertos, incluso susceptibles, a las sugerencias.

Debido a esta susceptibilidad al final de la clase de yoga, es aconsejable que el profesor se abstenga de vender productos o “empujar” durante este momento único de apertura. Por ejemplo, una profesora empieza a promocionar su próximo retiro en Costa Rica. Tal vez se incline por un encuadre un poco exagerado: “Los que deciden venir a este retiro será realmente crecer espiritualmente. Los que no asistan… estarán perdiendo una oportunidad única de crecimiento espiritual”. ¿Diría usted que se trata de un poco de influencia indebida o de ventas en un momento vulnerable?


Consideremos ahora al profesor de yoga que acaba de terminar una clase con una meditación muy profunda. Señala el horario de las clases y anuncia brevemente los próximos talleres, y luego añade: “En la pared de atrás hay información sobre algunos retiros y otros eventos estupendos, por si te interesa”. Reunámonos en el vestíbulo y compartamos unas galletas y un té. Me encantaría saber cómo experimentó esta meditación”. Esta profesora deja la decisión de asistir al retiro en manos de los alumnos, sin ejercer ningún tipo de influencia indebida sobre ellos. Además, da a los alumnos la oportunidad de tomar tierra después de una meditación profunda. Ella vuelve a centrar la atención en el aprendizaje de la meditación y en su experiencia en lugar de sus propias necesidades personales para llenar el retiro.

Hay muchas formas en las que un profesor puede influir en un alumno: sus palabras, los valores que comparte, cómo organiza y apoya a la comunidad… Todo ello desempeña un papel fundamental en la experiencia y la enseñanza de la meditación.


4Influenciapor la que se induce a una persona a actuar de forma distinta a su propia voluntad o sin prestar la debida atención a las consecuencias.

Frenando: Enseñar la meditación con precaución

Como profesor o guía de meditación, estás apoyando la capacidad de las personas para practicar el autocuidado. Si pensamos en que pocos de nosotros hemos tenido un padre que nos haya enseñado a “autorregularnos” y en la importancia de esta habilidad en la vida, veremos la posición única en la que se encuentra cualquier profesor de meditación. Están llenando un vacío en la vida de una persona y compartiendo la dirección y los valores de la vida en un momento en que el estudiante está muy “abierto”. El contexto en el que un practicante aprende a meditar, las interacciones con los maestros y con los compañeros forman parte de la configuración de la experiencia de la meditación, su significado y cómo se integra e interpreta la experiencia.

Pero, de nuevo, esta es la misma razón por la que hay que tener precaución. Los profesores que aplican los límites éticos apropiados, dándose cuenta de la apertura y vulnerabilidad de los estudiantes, sirven al estudiante sin riesgo de explotación.

Los peligros de la meditación como “LA” respuesta

A medida que la sociedad evoluciona, cada vez más personas aprenden a meditar y se convierte en una parte de la vida. Puede haber una tendencia a promover todas las prácticas alternativas u orientales como “LA” respuesta. A menudo se enmarca en prácticas orientales como la meditación, el Qi Gong o la acupuntura, como la solución definitiva a los problemas de la vida. Pero, en realidad, considerar las prácticas orientales como la mejor “manera” o como “LA” respuesta” podría ser un perjuicio.

La exotización y las cualidades “mágicas” que se atribuyen a la medicina oriental no ayudan a quienes buscan respuestas. Enmarcar las prácticas orientales o alternativas como el “mejor” remedio para los males de la vida puede resultar perjudicial para el alumno. Por ejemplo, prometer demasiado los resultados puede llevar a que las condiciones médicas no reciban la atención adecuada, a que las necesidades de un estudiante no sean realmente satisfechas, y/o a que el estudiante se sienta abatido cuando no experimenta los resultados prometidos y quizás sienta que hay algo malo en él.

Recuerda que hay muchas formas únicas de ayudar o apoyar a alguien en cualquier situación. Todavía faltan muchos años de estudios científicos para detallar el impacto de las prácticas orientales y alternativas.

CONCLUSIÓN

When a yoga teacher applies ethics to their teaching practice, they can hold the container for the student and use their influence in a way that supports the student in genuine empowerment, without risking overstepping or over controlling. Bringing a careful study of ethics into the equation of teaching meditation and yoga is imperative for the student’s health and benefit and supports the best results for all involved. 

El modo en que el profesor enmarca la práctica de la meditación no como “LA” respuesta, sino como una posible opción para mejorar la vida, desempeña un papel clave en la integración de la experiencia de meditación por parte de los estudiantes. Cada alumno aporta tanta experiencia individual a su práctica que la capacidad del profesor para modelar la apertura, la receptividad y el respeto por la práctica, así como por el alumno, permite una profunda integración del material.


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